Durante los primeros años de comercialización de Coca-Cola, cada embotellador utilizaba su propio modelo de botella de cristal, en el que se pegaba una etiqueta identificativa. Estas etiquetas eran del color del papel con el logo de Coca-Cola en negro.
Años después, cuando las latas y las botellas de Coca-Cola comenzaron a llevar identificativos de colores, ya se hizo en rojo, el color que acompañaba tradicionalmente al logo en los anuncios y demás materiales publicitarios. Y es que, desde hace décadas, el color rojo y Coca-Cola han sido inseparables.